viernes, 14 de septiembre de 2012
un cuento
He quemado tu cuerpo en mi interior,
todo ha llegado demasiado tarde.
No digas nada,
tan sólo escúchalo y no digas nada.
Íbamos caminando en la lluviosa
mañana por el pueblo adormecido,
entrábamos despacio
por una larga calle de adoquines
que no llevaba hacia ninguna parte.
Los niños nos llamaban con canciones
para acercamos al canal, que viésemos
su casa reflejándose en el agua.
Te gustaba, ¿recuerdas?,
ver a los niños. Al marcharnos
quedaban sus caritas pegadas al cristal,
sus voces apagándose en el agua.
Llegamos tarde. Demasiado. Tanto
que siempre volveremos separados:
ese es el precio por haber podido
entrar dentro de un cuento.
Y qué suerte encontrarte ahora aquí,
de madrugada, convertida en patio:
esto quiere decir que todo el tiempo
estabas junto a mí en la oscuridad.
Joan Margarit
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Tenés muy buen gusto para la elección de textos.
ResponderEliminarLehit
Salgo del cuento para dejarte esto:
ResponderEliminar"somos de igual tela que nuestros sueños,
y los sueños abren los ojos de golpe
como niños bajo los cerezos."
Gracias por escribir.
Y por quedarte.
Luego la luna llueve esos pájaros torpes.
ResponderEliminarY ella mientras no escapa,
siempre se ingenia para perder el zapatito.
Sutilmente sabia,
conoce la ansiedad de todo sapo
por convertirse en príncipe en los cuentos.
Entonces fragua un cuento y soy feliz.
Gavrí,que feliz me has hecho con tu regalo...
ResponderEliminarpese a compartir tierra y lenguas con Margarit he de reconocer que me gustan mucho más sus poemas en castellano que en catlán.
ResponderEliminarun beso.
David,hace poco leí "Joana" y lo viví como a un libro en mi lengua materna.
ResponderEliminarGracias por pasar.