jueves, 25 de julio de 2013

la nieve
















La nieve cortó el camino
tú no estabas
me senté con las piernas cruzadas
contemplando tu rostro
con los ojos cerrados.

No pasaban barcos ni volaban aviones
tú no estabas
yo permanecía apoyado en la pared
hablando y hablando
sin abrir la boca.

Tú no estabas
mis manos te acariciaban
yo me tapaba la cara con las manos.

Nazim Hikmet

miércoles, 17 de julio de 2013

pastel nórdico























La nieve se derramaba sobre nosotros
en olas enormes, fosforescentes,
desde la luz caída del norte.
No conocíamos la diferencia entre uno y dos,
hijos de Dios, agarrándose desamparados
de la mano. Tiernos y desnudos,
con los sexos resplandecientes a la sombra del puente.
En la pasarela metálica, cara a cara,
he pronunciado tu nombre, después, la declaración.
Con la respiración encendida, de hielo,
hemos interpretado ambos, en un
extraño dueto de los cuerpos, la invocación-
y el juego ha empezado en las nieves espesas.
El universo ha detenido su camino,
el aire fue rasgado en largos jirones
de tibia seda,
las aguas se han separado-
ha surgido la senda herbácea
donde aún nadie había trampeado.

Liviu Antonesei


sábado, 6 de julio de 2013

Rayuela























La Maga había aparecido una tarde en la rue du Cherche-Midi, cuando subía a mi pieza de la rue de la Tombe Issoire traía siempre una flor, una tarjeta Klee o Miró, y si no tenía dinero elegía una hoja de plátano en el parque.
Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes en París, cada tarjeta postal abriendo una ventanita Braque o Ghirlandaio o Max Ernst contra las molduras baratas y los papeles chillones, aun así no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.


Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.

Julio Cortázar