sábado, 6 de julio de 2013

Rayuela























La Maga había aparecido una tarde en la rue du Cherche-Midi, cuando subía a mi pieza de la rue de la Tombe Issoire traía siempre una flor, una tarjeta Klee o Miró, y si no tenía dinero elegía una hoja de plátano en el parque.
Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes en París, cada tarjeta postal abriendo una ventanita Braque o Ghirlandaio o Max Ernst contra las molduras baratas y los papeles chillones, aun así no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.


Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.

Julio Cortázar

4 comentarios:

  1. Adoro esta parte y, curiosamente, es como si hubieses leído mi mente pues ayer repetí esa misma frase: uno no elige la lluvia que te va a calar hasta los huesos.... tan rotundo, tan verdadero.

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    1. Mi vida sin mi, me alegra oír que nos hayamos encontrado bajo la mismo lluvia.
      Un abrazo

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  2. Eterna novela, cada vez que la leo se me pone la piel de gallina. No creo que nadie pueda describir mejor una amor "ideal" con sus tormentos y dificultades, dulces dificultades.
    Besos.

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